sábado, 4 de junio de 2011

Embarazo en la adolescencia

¡¡¡He quedado embarazada!!! Embarazos no deseados.

Alternativas

Cuando llega un embarazo no deseado existen dos alternativas: continuar con el embarazo o abortar.
Si se decide por seguir con el embarazo, este momento será el pistoletazo de salida para todo lo que está por venir. Los síntomas de embarazo, los médicos, las ecografías, los miedos, los anhelos…Toda una aventura.
Si se decide por abortar e interrumpir el embarazo, también hay que prepararse para lo que está por venir. Un aborto es una experiencia traumática con profundos efectos psicológicos.

Ambas decisiones deberían tomarse de manera consensuada, en pareja. La falta de consenso en la pareja tendrá, con toda seguridad, sus consecuencias e irá dañando una relación que debería afrontar un momento tan crucial con más garantías. Aún así, independientemente de que la decisión se tome de manera conjunta, la decisión de abortar puede que marque de por vida a la mujer, que sufrirá físicamente el proceso.



Condicionantes

Estas dos decisiones pueden parecer sencillas a simple vista. Sin embargo, existen una infinidad de condicionantes y agentes externos que pueden desnivelar la balanza en uno de los dos sentidos. Algunos de ellos:
  • La edad: la mayoría de embarazos no deseados los tienen mujeres muy jóvenes, con poca experiencia. Sin embargo, también existe el extremo opuesto. El caso de mujeres de mediana edad que, utilizando anticonceptivos y manteniendo relaciones estables, se quedan en estado.
  • La cultura: algunas culturas son más permisivas que otras, en cuanto a las relaciones sexuales se refiere. De sobra es conocida la prueba del pañuelo que se practica a la novia el día de la boda en la cultura gitana. Con esto, uno puede hacerse a la idea de las consecuencias de un embarazo no deseado pre-matrimonial.
  • La religión: el hecho de ser un creyente practicante de alguna religión, probablemente esté condicionando por sí misma la respuesta a la pregunta planteada.
  • La situación económica: es un clásico a la hora de decidir no tener hijos o practicar un aborto.
  • La pareja: puede ser tu gran aliado a la hora de tomar la decisión, o todo lo contrario. Y eso si la tienes, porque ¿y si no la tienes? ¿Y si el embarazo corresponde a un encuentro sexual fortuito?
  • El egoísmo: de todas, la que más me gusta. ¿Estamos seguros de querer renunciar a la buena vida que nos han proporcionado nuestros padres? Dejar “el hotel familiar” para independizarnos, convertirnos en adultos de la noche a la mañana, dejar de ser el ombligo del mundo…
Además, existe la posibilidad de que en un futuro (lejano o no) nos arrepintamos de la decisión que hayamos tomado. En ningún caso hay solución, ni marcha atrás. Si se tuvo el hijo, ahí seguirá. Si se abortó, ya nunca vendrá.

¿Moralmente aceptable?

El debate que surge entorno al aborto es inagotable, y siempre existirán defensores de ambas posturas. El debate se vuelve más y más candente cuando a las posibles razones objetivas, se unen aquellas más subjetivas. Cuando entra en juego la moral.
¿Qué se hace con el fruto de una violación? ¿Es lícito abortar en este caso? ¿Y cuando las pruebas médicas han detectado una malformación o, por ejemplo, un retraso mental? ¿Qué se hace en este caso? ¿Es egoísta abortar? No hay que olvidarse de las enfermedades hereditarias, como el sida, o las adicciones que condicionarán la vida de nuestros futuros hijos

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